lunes, 23 de febrero de 2009

Roxana, psicóloga profesional

Para comenzar les diré que el nombre de mi psicóloga es Roxana. Su pelo es oscuro y sus rulos parecen contar con la ayuda extra de la última crema para peinar “rizos perfectos”. Tan alta que cuando me despido de ella hasta la próxima, agradezco en silencio el uso de las sillas en las sesiones. Es una tipa macanuda y tiene la palabra justa en el momento exacto. Es precisa a la hora de meter un bocadillo en medio de mis corrientes monólogos compulsivos y sabe interpretar, como nadie, mis incoherencias y mis enredos.
Habitualmente me atiende los martes, en el horario de las 13. Su departamento hace las veces de consultorio o al menos yo estoy convencida de que ella vive ahí. Quién sabe... Nunca indagué en su vida ni me atrevería a hacerlo. Pero intuyo que no está casada y que tampoco tiene hijos; las que pintamos para solteronas tenemos desarrollado el olfato para detectar a las que forman parte de nuestro club.
Tiene una mirada fuerte y sin embargo me transmite tanta calma... Cada vez que la escucho me convenzo más de que mi locura es innata y no tiene vuelta: soy así y así subsistiré el resto de mi existencia.
Hace más de un año que la frecuento y con seguridad, es la quinta terapeuta que se ha atrevido a cargar con tamaña responsabilidad! Es mi quinta terapeuta y la mejor: nadie, hasta ahora, le dio tanto en el clavo como ella. Ay Roxana Roxana, que sería de mí, sin ti!
Si bien no he desarrollado el síndrome psico-dependencia y lejos estoy de eso, Roxana es un pilar importante y valioso en mi complicado existir.
Y no es quiera persuadir a nadie de que consulte a un psicólogo o profesional de la salud mental o consejero o asesor espiritual o como quieran llamarle... Si con hablar en voz alta o frente a un afecto, les sirve, bienvenido sea! En lo personal, nada de eso, y eso que hablo hasta por los codos y hasta canto, y escribo y me expreso y gesticulo y exteriorizo y bla bla bla... Pero nada como una sesión con Roxana: en una cita semanal de 45 minutos logra lo que nadie: QUE LA ESCUCHE! e internalice cada una de sus palabras y pueda aplicarlas en mi vida. Que si la terapia me solucionó la vida? Nooo, nada de eso! Cada vez me convenzo más de que mi locura es innata y no tiene vuelta: soy así y de eso se trata: SUBSISTIRÉ!

1 comentario:

  1. Escrito el 9/4/08. Ya no hago terapia. Y si antes no estaba en mis cabales, imagínense ahora...

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