miércoles, 18 de marzo de 2009

Figurita repetida

Número desconocido. “No me molestes más. Estoy en otra. Se terminó hace rato”. Tu-tu-tu-tu.
¿Acaso no tiene dignidad? Un poco de amor propio no le vendría mal. El mismo que le sobra al patán que te quita el sueño. “Todo vuelve”, te aseguró; “y te garantizo que ningún otro tipo va a estar atrás tuyo. La indiferencia se te va a volver en contra”. Parece que el presagio del ex en cuestión no fue tan desmesurado, después de
todo.
Mientras el primero te agobia, el otro se te escapa. Uno se tiende a tus pies, por el otro estás a sus pies. El uno se arrastra, mientras el otro se muestra demasiado erguido como para que lo abordes. El uno no quiere otra cosa más que poseerte, el otro no hace otra cosa más que ahuyentarte.
Así son las cosas. Paradojas de una misma trama en la que la implicada número uno sos vos, precisamente. Mucha tela para cortar si nos detuviéramos a analizar semejante contraste.
Número desconocido. Llamando al patán. Necesitás escuchar un hola refrigerado y áspero como él. Necesitás revalidar su apatía para volver a armarte para la conquista. “Hola”, se oye, entre un indescifrable murmullo. (¿Con quién estará? Seguramente rodeado de alguna chirusa que le arrastra el ala). “Hola”. Tu-tu-tu-tu. Ni siquiera te concede el privilegio de cortar la efímera comunicación. Perro.
Indiferente el uno, obseso el otro. La figurita difícil del álbum y esa misma repetida hasta el cansancio. La figurita difícil por la que resignaste hasta la última moneda. La figurita difícil del capricho y la obstinación infantil. Por otro lado, la insulsa, esa figurita vacía y reiterada que alguna vez fuera la más importante de tu álbum... ¿Quién lo creería?
Y todo por el mismo precio. Dos caras de una misma moneda disputándose el podio del mayor absurdo. Con uno lidiás y subsistís a la defensiva. Con el otro te armás e intentás atacar por todos los frentes. Sin el menor de los éxitos, claro está. No se deja, no quiere, ni siquiera se resiste a tus ridículas embestidas. Y mientras más grotescas tus intenciones con el insensible rufián, más esmero pone el indigno ex. Como si olfateara el escenario y no quisiera dejarte al margen de tamaña faena. Para bochornosos, mejor que sean dos.
Vos acometés con empeño desmedido pero el patán no se imagina que sos tan víctima como él, o más. Seguramente intuye que nadie, en su sano juicio, se embaucaría con semejante espécimen femenino. Como sea, lo que el malparido piense acerca de tu persona, ni afecta ya. Es un no categórico y rotundo, punto de partida de tu incesante empecinamiento. El patán se resiste y el indigno no para.
Número desconocido. “Te dije que no me molestes más. Se terminó, concluyó, finiquitó, caducó. ¿Cómo te lo tengo que decir?”
Tu-tu-tu-tu.
Por el momento, parece no haber razones suficientes que lo hagan desistir de la “operación re-conquista”. Aunque a esta altura, y teniendo en cuenta tus reiterados desplantes, no creo que seas más que un trofeo de guerra para un hombre que insiste más por amor propio que por otra cosa. De todos modos, no le doy mucho tiempo más a su insensatez. Ni bien consiga un hombro o alguna otra parte del cuerpo que lo haga feliz, ahí mismo se olvida del tan ansiado trofeo. Garantizado.
Respecto a la figurita difícil, se te acabaron los pretextos para salir al cruce. Ya no hay coartada posible, verosímil o inverosímil. No las hay. Se agotaron con vos y con tu inconmensurable capacidad de enredo.
El patán se resiste o se resistía (depositemos un voto de confianza a tu amor propio) y el indigno no para... hasta que se detenga.
¡Cuánta tela para cortar si nos detuviéramos a analizar semejante contraste! ¡Pero nada es fortuito! ¡Y mucho menos las figuritas con las que elegís jugar! ¿Será hora de cambiarlas?:)

2 comentarios:

  1. ¬ figurita repetidaa
    no completa el álbum :)
    t extraño mi querida

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  2. Comentario acertado si los hay! Yo también te extraño niña!

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